¡Qué lindo jardín! La directora, Cristina Benítez, nos dio la bienvenida en una sala llena de móviles colgantes hechos por los chicos. Luego de preparar el televisor, los grupos de las tres salitas del jardín Nº 25 se acomodaron juntos en una de las aulas, y empezamos a compartir la actividad. Conversamos sobre el origen de los alimentos, y pensando en "con qué se hacen" los fideos, los panchos, las milanesas, y los guisos, llegamos a la conclusión de que ¡todo lo que comemos viene de plantas y animales! ¡Hasta las cosas dulces que tantos nos gustan!
Después nos dispusimos a ver la peli. Las maestras Miriam, Gladis y Lili parecían divertidas con las primeras apariciones de los títeres y su paso por la verdulería, hasta que al llegar a la escena de Nonsanto, Lili exclamó: ¡Auch! ¡Mi hermano trabaja ahí! Y desencadenó una risa incómoda… La proyección continuó y al finalizar la peli, nos pusimos a jugar, y nos convertimos en Fumigueitors, Nonsantos, ¡y en plantas y animalitos del monte! También jugamos a que un grupito venía a cortar los árboles, que tan bien representados estaban por algunos chicos, mientras un tercer grupo trataba de defenderlos, argumentando que los árboles nos dan el aire para respirar, que en los árboles viven muchos animales, que frenan el viento, ¡y que sirven para colgar las hamacas!
Finalizado el taller, cuando los chicos se retiraron, nos quedamos conversando con Lili acerca de las consecuencias de este modelo dañino para la salud y el ambiente, del cuál tanto conoce, ya que por un lado tiene campos en los que siembra soja, y además, como confesó sorprendida durante la peli, su hermano trabaja en Monsanto. Ella dijo saber los problemas que ocasiona el glifosato, porque conoce casos cercanos de personas con heridas en la piel ocasionadas por las fumigaciones, y contaba cómo, cuando estas personas acuden en busca de apoyo médico, los doctores les niegan que esas afecciones tengan algo que ver con los agrotóxicos. También contó que su hermano describe a Monsanto como una empresa “fría”, en la que se hacen y deshacen de sus empleados según conveniencia temporal. Su descripción de esta realidad sonaba como “algo que se sabe que es así, pero bueno, qué se le va a hacer…”. Ante esa percepción, la reflexión que quise dejarle y vale repetirla aquí, es que las alternativas, existen, y hay que fortalecerlas. Por el futuro y el presente de estos niños… proponerse cambiar las cosas, es un primer paso.
¡Gracias Jardín 25 por el momento compartido!

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