viernes, 4 de diciembre de 2009

Jardín de Infantes Federico Froebel, Las Peñas


¡Qué mañana más llena de ternura y emoción!

Gracias a la invitación de Dani, de la UCAN (Unión Campesina del Norte), “El cuento de la buena soja” llegó a esta localidad rodeada de campos de soja, en la cual el mosquito transita impunemente por las calles del pueblo (triste situación que conocemos para tantos otros pueblos del interior de nuestro país).

Los chicos del jardincito Federico Froebel, y sus maestras, tenían una mañana super-activa con los preparativos del acto de la noche, pero así y todo, se hicieron el lugar y las ganas enormes de compartir el taller.

Empezamos por la sala de los más chiquititos, y compartimos una charla muy participativa, ¡todos tenían ganas de hablar! Después de conversar acerca del origen de los alimentos, compartimos la peli, y finalmente nos dispusimos a jugar. Las intervenciones de los niños fueron inteligentes y divertidas: desde afirmar que “los árboles nos dan energía”, hasta deshacerse de Fumigueitor gritándole “andate cabezón”, no hubo consigna que quedara sin resolver. Y terminamos todos juntos convirtiéndonos en animalitos del campo.

Después, con los chicos de la sala de preescolar, vivimos un momento movilizador, cuando la maestra le pidió a uno de ellos que contara su experiencia con el mosquito, y este es parte del testimonio que compartió:

Seño: -Franco, contá lo del mosquito…

Franco: -¿El mosquito del dengue?

Seño: -No (risas), acordate lo que vos me contaste de tu casa en la que vivías en el campo, cuando tu hermanito todavía estaba en la panza de tu mamá.

Franco: -Ahhh… era un mosquito así (gesto) y tenía unas alas y un piquito así y de ahí le salía el veneno…

Seño: -¿Y qué contabas vos qué hacías con la puerta cuando pasaba el mosquito?

Franco: -Cerrábamos la puerta porque había mucho olor y le podía hacer mal al bebé.

Seño: ¿Y era muy fuerte el olor?

Franco: -Fuertísimo…

Y yo acoto: ¿Cómo naturalizar que un niñito de cinco años, su mamá y su hermanito por nacer, tengan que encerrarse cada vez que los fumigan? ¿Cómo no conmoverse ante un relato así en boca de un niño de jardín de infantes? Sin embargo, poco les importa a los responsables de que esto suceda.

Hay mucho por hacer en la localidad de Las Peñas, para que la situación se vuelva menos injusta y riesgosa en lo que respecta al cultivo de soja. Por suerte, desde la UCAN mucho se está haciendo, y el jardín Federico Froebel aporta lo suyo. Ojalá de igual modo, la escuela Kennedy, en algún momento abra sus puertas a la propuesta, y permita reflexionar acerca de estos temas junto a los niños de la primaria.

¡Saben que cuentan conmigo para que lo sea!

Va un abrazo grande para los compañeros de la UCAN, y muchas gracias a las docentes Claudia, María, Valeria y Mariana; a la directora Marcela, y a todos los chicos del jardincito de las Peñas por el lindo y emotivo encuentro compartido. ¡Gracias!











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