Después de pasar un grato día junto al río con Graciela, llegamos a la comuna de Monte Vera para compartir el taller en un bellísimo salón, que fue parte de la antigua estación de tren, y ahora se utiliza para actividades comunitarias. Allí, con los alumnos del EEMPA, desde adolescentes hasta abuelitas… ¡todos jugamos como niños! Y compartimos una enriquecedora charla, en la que reflexionamos acerca de cómo la zona, tradicionalmente frutihortícola, fue tornándose cada vez más hacia la producción sojera, y de cómo se ha ido perdiendo la cultura del trabajo de la tierra. Compartimos recuerdos de cómo era la fisonomía del lugar antes (¡con más colores!), y hasta sobre los sabores perdidos de las frutas y verduras.
Pero más allá de cierta nostalgia, reinó el espíritu de creer que las cosas se pueden cambiar y mejorar, con organización y esfuerzo comunitario.
Quiero agradecer mucho a Claudia Sonzogni por su invitación y su organización, y los invito a todos a que la propuesta la repliquen con otros miembros de la comunidad.
¡Les dejo un gran abrazo y estas fotitos para compartir!
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